Yoga y meditación: Los primeros pasos

yoga y meditación: los primeros pasos

yoga y meditación: los primeros pasos

Una de las preguntas más habituales a las que nos enfrentamos cuando nos llaman por teléfono por primera vez es: Soy una persona muy nerviosa, tengo mucho estrés y me han dicho que el yoga me puede ayudar. ¿Es eso cierto?

Nuestra respuesta es: sí, según nuestra experiencia y, sí, según los estudios científicos. Pero cada persona es un mundo y cada experiencia es diferente, por eso siempre intentamos puntualizar:

  • No te creas nada, tienes que experimentarlo por ti mismo.
  • El yoga y la meditación no son una píldora mágica que te tomas una vez y adiós muy buenas. Es necesario que el alumno se arme de voluntad, constancia y paciencia. Es probable incluso que sus primeras incursiones le resulten desagradables. Cuando un principiante –y no tan principiante– empieza a parar y a observar su mente, es posible que ésta se rebele y le juegue malas pasadas. Los primeros pasos suelen ser los más difíciles.
  • Quienes practican yoga y meditación no son necesariamente sabios ni personas sosegadas y tranquilas; de hecho, entre los yoguis se encuentran algunos de los seres más neuróticos que, con todo y con eso, han encontrado en el yoga un camino que los mantiene centrados.

¿QUÉ DICEN LOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS?

Los dos mayores estudios científicos al respecto de la afirmación de que el yoga ayuda a reducir los niveles de estrés y de ansiedad –uno del Campus Alberta de Psicología Aplicada (Canadá)  y otro de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos)– concluyen que, efectivamente, los pacientes con cuadros de ansiedad y depresión alcanzan una mejoría significativa gracias a la práctica del yoga. No obstante, ambos estudios matizan que sería necesaria una investigación aún más amplia y rigurosa.

La ciencia se pronuncia sobre los mitos, verdades y mentiras del yoga (Artículo de Eldiario.es)

Neuroplasticidad y meditación

Por otra parte, gracias a las recientes investigaciones de la neurociencia, la meditación y el mindfulness se incluyen actualmente en tratamientos psicológicos y en protocolos para prevenir enfermedades mentales. Ha quedado demostrado que la meditación mejora la plasticidad del cerebro, permite reconectar las neuronas, mejorar la empatía, la gratitud, la capacidad de concentración, así como reducir el estrés y los niveles de cortisol.

Documental: «La ciencia de la compasión» (Redes)

NUESTRA EXPERIENCIA

Como hemos dicho, cada persona es un mundo y cada experiencia es diferente. A menudo, los primeros pasos en el campo del yoga y la meditación son los más complicados. En este sentido, nos gustaría compartir nuestra experiencia personal sin filtros ni retoques. Nunca se sabe, tal vez a alguien le sirva de ayuda.

Cristiana

En el caso de Cristiana, sus primeros intentos de acercamiento al yoga no cosecharon los objetivos deseados. ¿Qué es lo que falló en su caso?

  1. La impaciencia. La impaciencia es probablemente una de las características más palpables de una mente poco educada. Por desgracia, es también una de los estandartes de nuestra sociedad actual en la que todo se consigue a golpe de clic. Quiero esto y lo quiero YA.
  2. El apego al resultado. Cuando emprendemos cualquier actividad (no sólo el yoga o la meditación) es fundamental desapegarse del resultado, o de lo contrario, lo más probable es que te des de bruces con la frustración. Desafortunadamente, nuestra sociedad actual –especialmente en el ámbito empresarial– está exclusivamente orientada a los resultados.

Aunque la parte más física del yoga no terminó de convencerle en un principio, sí que conectó de algún modo con su lado espiritual y, tiempo después, con algo más de madurez, Cristiana le concedió al yoga una segunda oportunidad. Entonces, sí, la magia de esta disciplina empezó a surtir efecto.

Mónica

En el caso de Mónica, sus primeros pinitos en el mundo del yoga no resultaron muy agradables que digamos. ¿Por qué?

  • Rebeldía, miedo, vértigo. Uno de los aforismos de Patanjali reza: Yogas chitta vritti nirodha; es decir, el yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente. Sí, pero el proceso de aplacar estas fluctuaciones mentales puede llegar a ser muy fastidioso e irritante, algo así como el llanto de un niño malcriado. Cada vez que Mónica trataba de arrancar alguna capa, de mirar hacia dentro, de profundizar, le asaltaba una angustiosa sensación de vértigo. «¿Y si lo que me encuentro no me gusta?»

A pesar de tener una mente rebelde, Mónica atesora también una férrea perseverancia vasca, y hasta que ese niño malcriado no se calló un poco, ella siguió allí erre que erre.

Francis

Lo de Francis con el yoga fue, sin lugar a dudas, amor a primera vista. Tal vez porque no tenía ninguna expectativa, tal vez porque ya de serie tenía un poco de horchata en las venas, lo cierto es que en aquella primera clase de yoga encontró la horma de su zapato.

En cambio, su experiencia con la meditación no fue tan mágica ni placentera. Sus dificultades principales fueron:

  1. La postura. A los pocos minutos se le empezaba a quedar dormida la pierna derecha, siempre la derecha. Y la espalda no dejaba de molestarle. En resumen: dolor e incomodidad.
  2. La risa. Escuchaba rugir las tripas de algún compañero (o las suyas propias) y le daba la risa. Escuchaba a su profesora decir cosas como «conecta con tu divinidad, con tu esencia» y le daba la risa. La risa, entre otras cosas, es un mecanismo de defensa ante cosas que nos resultan ajenas o que desafían nuestro sistema de creencias.
  3. El parloteo mental. Por la cabeza se le pasaban todo tipo de ideas como: «Se me ha olvidado poner los garbanzos en remojo o ahora mismo podría estar viendo alguna serie tranquilamente en el sofá».

Y por último, queremos recordar una vez más que de nada sirve leer y releer la carta de un restaurante hasta aprendértela de memoria. ¡Tienes que probar algo para saber si te gusta!